El problema no es tanto que el consultor conozca el área, el sector (aunque no puede negarse su importancia), si no que el factor clave es que la empresa conozca lo que quiere gestionar, identificar la información que quiere controlar. Si la empresa lo tiene claro cualquier consultor experimentado puede satisfacer la necesidad de la empresa, con un software concreto, o con un desarrollo a medida.
Se ayuda poco al consultor. Las empresas, como consecuencia de la falta de profundidad del análisis previo, no son capaces de plasmar de forma meridianamente clara o documentalmente la finalidad que pretenden con el proyecto. Esto ayuda poco al consultor externo, que además, por naturaleza de actividad, obedece a determinado interés comercial.
La figura del consultor externo no puede sustituir al líder del proyecto, ni la propuesta de plan de trabajo de la consultora puede sustituir al planteamiento de proyecto que debe realizar la empresa. Se observa que los consultores más pequeños o menos conocidos tienden a realizar mayores desarrollos a medida, adecuados para proyectos de menor tamaño, y que también, en este nivel, son los que mejores resultados ofrecen.
Los consultores de mayor tamaño o más conocidos tienden a especializarse en adaptaciones de software bajo licencia y sus planteamientos encajan mejor con los proyectos de mayor importancia. Pero la adecuación a estos factores no puede sustituir el papel que tiene una definición clara de objetivos realizada por la empresa en el éxito del entendimiento con el consultor y en consecuencia, en el éxito del proyecto.
Las empresas de pequeño a mediano tamaño son las que más contentas están, las que menos problemas han detectado en la ejecución, y se observa una relación con la menor envergadura de proyecto. Si, envergadura global, al margen de que se vaya por fases.
La satisfacción disminuye al aumentar la envergadura del proyecto
Las empresas industriales son las que llevan adelante proyectos más complejos, porque son muchos procesos a gestionar y tienen un problema: integrar el proceso de producción, el control de calidad, y el control de los propios procesos. En otros sectores está más diluido. Comercio o servicios suele tener mayor diversificación de destinatarios de la información a gestionar y mayor necesidad de soluciones en las que deba tenerse en cuenta la comunicación, pero los procesos son menores. Si es una gran empresa, con delegaciones, ese aspecto cobrará de nuevo importancia, pero no supondrá por si mismo un aumento del nivel de exigencia de proyecto. Por tanto, a menor envergadura de proyecto, menores serán los procesos a gestionar, y menos personal impactado, por lo que se tendrá mayor control sobre el proyecto, y esto generará mayor satisfacción. Sin embargo, a mayor tamaño del proyecto, menor control y menor nivel de satisfacción se encuentra.
Las ayudas públicas pueden suponer un importante incentivo
Las obligaciones de pago y los costes evidentemente influyen en la marcha del proyecto. Las ayudas públicas existentes en España para incorporación de nuevas tecnologías aplicadas a la gestión empresarial, no afectan por igual sobre la decisión de las pymes. Sí las empresas de mayor tamaño parecen mantenerse al margen de su existencia, encontramos la situación contraria entre las de tamaño más reducido. A pesar de la existencia de este importante estímulo, para lograr una mayor influencia sobre las decisiones tomadas por las empresas, debe facilitarse su concordancia con la naturaleza y los plazos de los proyectos, así como con los resultados que se pretenden conseguir.
Las pymes confían en soluciones tecnológicas para solventar problemas organizativos
Los proyectos de implantación de sistemas de gestión integral se abordan desde un ámbito limitado, donde se espera de los consultores que cubran una serie de parcelas que deberían ser responsabilidad de la empresa.
La adaptación de la forma de trabajar de la organización al sistema que se implanta, como alternativa a una actividad de adaptación del sistema a la forma de trabajo de la organización, resulta un punto conflictivo.
El tipo de problemas coincide con los que pueden encontrarse en implantaciones de sistemas no tecnológicos, como ISO 9000, pero hay una consideración importante: En ISO 9000, la empresa sigue funcionando independientemente del éxito de la implantación. En un proyecto de gestión integral, si las cosas se hacen mal, la empresa puede llegar a paralizarse. La repercusión por tanto es mucho más importante, tanto en el corto plazo (a nivel del propio proyecto) como a medio/largo, por pérdida de competitividad de la organización.